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Medio: El Universal

Especialista: María del Rocío Martínez

Tema: Evitar caer en adicciones

 

  • Los universitarios acceden con facilidad al alcohol y a las drogas. ¿Cómo se puede combatir esto?
  • Libérate de las adicciones
  • El estrés, la presión social y hasta la genética son factores de riesgo que exponen a los jóvenes a las drogas. ¿Cómo prevenir ”una posible adicción?

La dependencia a sustancias adictivas, legales o ilegales, es una constante en la toda población mexicana. Específicamente respecto a bebidas alcohólicas, el consumo excesivo de estas se presentó en el 19.8% de la población, esto equivale a cerca de 16.8 millones de personas de entre 12 y 65 años de edad. A su vez, el uso mensual de drogas aumentó y hoy alcanza al 1.4% de la población, cifra mayor al 0.8% o 0.5% en periodos anteriores, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017.

Este incremento puede derivarse de múltiples factores que no solo involucran el simple gusto de las personas por este tipo de sustancias, sino aspectos que forman su entorno. “Actualmente, consumir es más accesible. Hay que considerar que las drogas que más se ingieren son también las más fáciles de encontrar: alcohol y tabaco ya que puedes comprarlos en cualquier tienda”, comentó la doctora Mañana Azcárraga, especialista en adicciones de la Unidad de Psicología Clínica de la Universidad Panamericana.

Pero el fácil acceso al alcohol y al tabaco no es el único factor que propicia el acercamiento a este tipo de sustancias. Específicamente en el caso de los jóvenes, situaciones como su entrada a un nuevo nivel de estudios, puede significar una carga de estrés que necesita “ser equilibrada” y, muchas veces, lo hacen a través del consumo de drogas.

“El consumo siempre va a aumentar en las etapas de transición, como pasar de la prepa a la universidad. También hay que considerar que cuando entran a la universidad se vuelven mayores de edad. Esto influye ya que a esta edad es posible comprar tabaco y alcohol de manera legal”, añadió Azcárraga.

Además, factores sociales también han permitido que no solo la compra de sustancias psicotrópicas sea fácil, sino que la percepción de riesgo disminuya y se favorezca el consumo desmedido. “Ya es posible acceder a estas drogas a través de redes sociales. Se ha diversificado la manera en que los jóvenes acceden. En el pasado solo era en la calle o en algunos lugares”, comentó Bernardo Tarango, psicólogo y consultor sobre adicciones en organizaciones sociales y quien fuera director de Prevención y Promoción del Instituto de Atención y Prevención de Adicciones de la Ciudad de México.

“Otra de las cuestiones que hemos visto es que se ha normalizado el consumo. Por ejemplo, la percepción de riesgo con respecto a la marihuana ha disminuido. En ese sentido los muchachos ya no consideran que es peligroso consumirla”, aseguró Tarango.

De acuerdo con información de la ENCODAT 2016-2017 (la encuesta más reciente disponible), solo el 120% de la población consumidora considera que es muy peligroso consumir marihuana, mientras que los inhalables y la cocaína abarcan una percepción de riesgo mayor al 60% de los consumidores.

Familia y amigos están entre los factores de riesgo Si bien la familia debiera ser un factor importante en los procesos de prevención, desintoxicación y comprensión de las situaciones que llevan a alguien a consumir alguna droga, en ocasiones también puede ser un elemento de riesgo, debido al consumo de uno o varios de sus integrantes. “Uno de los factores de riesgo que se identifican pueden llevar al acercamiento y el consumo de drogas, es la herencia genética. Familias o hijos de padres que consumen, sí heredan esto. Es una enfermedad que se hereda”, dijo Azcárraga.

Además, un ambiente complicado de convivencia dentro de este núcleo puede llevar también a que i sus integrantes empiecen a consumir. “Las adicciones también están relacionadas con problemas como cuando no hay una buena dinámica familiar y existen situaciones de abuso o violencia”, agregó Tarango.

Al respecto, la doctora Lydia Barragán, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, señaló: “así como la familia puede ser un factor protector, también es uno de riesgo. Si en la familia no se preocupan por las actividades de los demás y su bienestar, entonces es más fácil caer en el ambiente de consumo. Si la comprensión y el sentido de pertenencia no lo tengo en mi familia, busco otros espacios que podrían ser dañinos”.

Pero la familia no es el único núcleo del que un estudiante puede formar parte. Si consumen drogas, los grupos de amigos también pueden significar una amenaza debido a la necesidad de pertenencia.

“Las personas necesitan rodearse de gente iguala ellas, con las que se sientan a gusto. Tanto en la escuela como en las fiestas, por el deseo de querer pertenecer a un grupo, pueden empezar a probar alcohol, marihuana u otra droga presente”, advirtió María del Rocío Martínez, responsable de Proyectos de Desarrollo Estudiantil en la Universidad La Salle.

¿Cómo se genera una adicción?

Ciertamente el mero consumo de una sustancia no significa que la persona se volverá dependiente de esta. Sin embargo, hay múltiples factores que pueden favorecer una ingesta cada vez más frecuente hasta que llega a convertirse en una adicción. “El primer consumo casi siempre es experimental o social. En esa ocasión pueden llegar a la intoxicación, se la pueden pasar bien o mal, luego viene la abstinencia teniendo o no síntomas de resaca”, explicó Mariana Azcárraga.

Por otro lado, los hábitos de consumo que se tengan en regiones específicas también pueden motivar a que este se haga de manera más frecuente o incluso a modo de celebración, llegando así a normalizarlo. “A diferencia de regiones como Europa, donde está relacionado con la comida, en México el consumo de alcohol es explosivo, se concentra en los fines de semana lo cual resulta muy peligroso pues aumentan las cantidades que consumen en el periodo de jueves a domingo”, señaló Bernardo Tarango.

Además, los expertos advierten que, aunque es común el mensaje de que si regulamos la cantidad de droga que se ingiera esta deja de ser riesgosa, esto es un mito pues, únicamente se ha demostrado que el alcohol tiene una medida de consumo fuera de peligro. “Se considera que una bebida estándar equivale a 13 gramos de alcohol puro, puede ser una cerveza de 355 mililitros. Una mujer adulta puede tomar hasta cuatro de esas medidas en una ocasión o siete repartidas en una semana, mientras que los hombres pueden tomar cinco y 14 respectivamente. Esa es la cantidad de alcohol que no está relacionada con problemas de la salud”, dijo Azcárraga.

“En el caso de la marihuana, no sabemos qué cantidad puede ser riesgosa o no, ya que nadie nos ha indicado cuál es la cantidad de Tetrahidrocannabinol (THC), el ingrediente psicoactivo, contenido en la dosis que se va a consumir. Además, la marihuana que se consume ahora no es la misma que se consumía en los setentas, sí ha cambiado y el hecho de que contenga más THC, la vuelve distinta. No se puede determinar cuántos gramos es seguro consumir pero sí parece que los consumidores diarios tienen mayores efectos a la salud”, añadió la doctora de la UP.

Consecuencias en la salud física y mental de una adicción Los efectos negativos que el consumo de drogas legales, alcohol y tabaco, pueden ocasionar, son ampliamente conocidos. Sin embargo, ello no quiere decir que se midan las consecuencias.

“Claro que en el tabaco se pueden identificar problemas como tipos de cáncer o problemas respiratorios y cardiovasculares pero, en muchos casos, la gente los da por hecho y ya no les dan importancia, aunque en realidad son muy graves. En el caso del alcohol no solo están los daños ala salud de quienes lo ingieren, también hay otros que se derivan y se minimizan como los choques automovilísticos y las peleas. Basta decir que cuando se presentan casos de violencia intrafamiliar o de pareja, los victimarios suelen estar intoxicados, lo mismo pasa con la violencia sexual y el suicidio”, dijo Azcárraga.

En el caso de otras sustancias como la marihuana o la cocaína, pueden generar otro tipo de afectaciones que involucran a la salud mental de las personas. “La marihuana provoca un síndrome amo – tivacional, lo que propicia que se sientan muy deprimidos. Va provocando des-concentración en el estudio, distracción y la falta de motivación para hacer otra cosa además de consumir. Por otro lado, la cocaína puede producir ansiedad e hiperventilación”, manifestó la maestra Catalina Carbajal, coordinadora de Programas de Apoyo de la Facultad de Psicología de la Universidad Anáhuac.

Los especialistas advir- tieron también que los trastornos mentales pue- den intensificarse por el uso de ciertas sustancias. Si bien no los generan, sí pueden disparar la predisposición genética que la persona pudiera tener y adelantar el proceso de desarrollo de la enfermedad. “La marihuana tiene impactos relevantes en la salud mental. Se ha comprobado que los adolescentes que la consumen de una manera crónica empiezan a disminuir su IQ. Además, en pacientes vulnerables, crece el riesgo de desarrollar esquizofrenia, psicosis y genera deterioro cognitivo propiciando la demencia”, aseguró Ázcárraga.

La especialista de la Universidad Panamericana añadió: “actualmente existe toda esta campaña de que la marihuana no hace daño, pero no es cierto. Parece que los efectos al sistema respiratorio son igual de dañinos que los del tabaco, además de tener un impacto a nivel cardiovascular”, dijo.

Otro de los problemas con respecto a las adicciones es que en muchos casos el consumo no se limita a una sola sustancia, pues los efectos derivados de una u otra droga pueden generar un “bajón”, mismo que busca contrarrestarse con una dosis mayor u otra droga, alargando los periodos de consumo.

“Todas las sustancias que son estimulantes como la cocaína y las tachas, como todo lo que sube, tienen que bajar y al otro día viene un bajón, lo que puede provocar que se metan otras cosas para poder equilibrarse”, agrega Catalina Carbajal.

La universidad como protección Al momento de plantear una solución y comenzar el camino hacia la desintoxicación se debe tomar en cuenta el tipo de consumo de quien ha decidido llevar a cabo un tratamiento.

“La frecuencia y las cantidades que se ingieran van a determinar el tratamiento a aplicar. Hay consumidores diferentes, está el dependiente que ya se encuentra en una adicción; los que tienen un consumo abusivo, pero todavía no generan la dependencia; y también hay quienes consumen solo de manera ocasional o que alguna vez en su vida consumieron alguna droga pero que actualmente ya no lo hacen”, explicó Tarango.

Los universitarios que enfrentan una adicción bien pueden acercarse a las autoridades y académicos de su escuela para obtener ayuda y ser canalizados para recibir tratamiento. Sin embargo, las familias deben comprender que este solo dará resultados si el consumidor está consciente del problema y quiere una solución. “Un tratamiento es todo un proceso y la persona tiene que querer pasar por él, debe ser voluntario para que en verdad funcione”, mencionó Azcárraga.

Además, hay que considerar que los tratamientos no son procesos fáciles y que, dependiendo de la sustancia, pueden llegar a durar varios meses, e incluso presentarse algunas recaídas, como lo menciona Carbajal de la Universidad Anáhuac: “hay sustancias que son muy difíciles de tratar psicológicamente, como ”la piedra”, en esos casos es recomendable hacer un internamiento. Los modelos que me parecen mucho más formales son los que proponen al menos cinco semanas de internamiento”.

Por su parte, la académica de la UNAM, Lydia Barragán, resaltó: “las habilidades familiares, como el buen trato y el acercamiento adecuado son factores de gran ayuda para los procesos de recuperación. Hay que evitar culpar al estudiante. Invitarlo con un tono amable puede funcionar como motivación para que la persona decida acercarse aun tratamiento. En ocasiones incluso es necesario que un familiar asista con él o ella, para lograr un aproximación al tratamiento psicológico”, concluyó. •

 

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