• Celebrando los 50 años de Filosofía en La Salle, derribamos mitos sobre las implicaciones de ser un filósofo.

La filosofía es una antigua área del conocimiento, tan antigua, que no en balde la llaman la madre de todas las ciencias. En su forma más simple, esta disciplina es esa curiosidad innata del hombre por comprender y explicar su realidad, por entenderse a sí mismo, su pasado, su futuro y todo aquello que lo rodea.

Históricamente, la relevancia de la filosofía ha sido tal, que la mayoría de las áreas del saber (si no es que todas) encuentra sus orígenes en los sabios pensadores del pasado: desde las diversas ciencias sociales y humanísticas, como la comunicación, política, psicología y lingüística; hasta las complejas ciencias exactas, como la química, física, matemáticas e, incluso, la medicina.

Por otra parte, conforme el mundo avanzó, este campo del conocimiento se vio progresivamente relegado a una única área del conocimiento, a una simple actividad humanística que parecía no tener lugar fuera del mundo académico. Además, al ser una rama tan antigua del quehacer humano, muchos comenzaron a creer que esta disciplina había perdido su significación en la modernidad.

Su historia va acompañada de otros mitos que poco a poco crearon un fuerte estigma sobre la filosofía como campo de estudio, así como sobre aquellos que decidían dedicarse a él. No obstante, el mundo contemporáneo demuestra, una vez más, su trascendencia como parte fundamental de nuestra vida como sociedad.

Los filósofos no tienen lugar en una compañía

Falso. Las tendencias actuales dentro del mundo empresarial y del mercado laboral muestran que los empleadores están cada vez más preocupados porque la gente se sienta más satisfecha, feliz e identificada en sus espacios de trabajo, porque lleven a cabo sus actividades con entusiasmo y, de esta manera, se conviertan en agentes más productivos.

Esto, a su vez, quiere decir que los filósofos se vuelven cada vez más necesarios dentro de las medianas y grandes compañías, pues una parte fundamental de su perfil como profesionales incluye un profundo conocimiento sobre el ser humano y sus dimensiones, tanto emocional como religiosa e, incluso, su relación con la naturaleza; ello los convierte en una pieza fundamental dentro de la organización empresarial actual.

Solamente se dedican a la docencia

Falso. Sí es cierto que la docencia es uno de los campos de acción de los filósofos, pero no es la única labor. Como se mencionó antes, la filosofía se volvió una pieza clave para comprender este mundo globalizado, y como tal, tiene un importante lugar dentro del mercado laboral.

Las personas que estudian y se dedican a la filosofía son expertos en el pensamiento disruptivo, es decir, saben pensar fuera de la caja y por eso llegan a soluciones prácticas, pero distintas a las del resto de la gente. Esto, aunado a sus capacidades analíticas y emocionales, los vuelve ideales para diversas actividades como la redacción de artículos especializados; la creación de planes para asociaciones sin fines de lucro, tanto a nivel nacional como internacional; y la elaboración de estrategias publicitarias basadas en investigaciones sociales.

Algunas otras oportunidades laborales para los estudiosos de la filosofía incluyen la asesoría dentro de los discursos políticos, la consultoría en empresas, la gestión de eventos y actividades culturales y la participación en foros de bioética.

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No son centrados y descuidan su entorno

Falso. Cada disciplina es diferente, así como las personas que las ejercen. En el caso de los filósofos, cuentan con un perfil muy específico diferente del resto de las profesiones y los vuelve únicos en el mundo.

El sustento más clásico de la filosofía está basado en las personas en constante cuestionamiento del mundo en que vivían. Por eso, quienes quieren dedicarse a ella son individuos llenos de curiosidad, incapaces de quedarse con la duda respecto a cualquier tema y que cuando consiguen una respuesta, en lugar de quedar satisfechos, encuentran nuevas interrogantes por contestar.

Son grandes amantes de los libros

Cierto. Los lugares más famosos en toda la historia para obtener cualquier tipo de conocimiento fueron (y posiblemente siempre serán) los libros. No es de sorprender que otra característica distintiva de los filósofos es una ávida pasión por la lectura, los libros y todo lo relacionado con ellos.

Además, todos los grandes pensadores de la humanidad, de una forma u otra, han visto su conocimiento plasmado en papel, por lo cual, los libros son también una excelente manera de visitar la percepción del mundo en el pasado, y su cambio a través de los años. Después de todo, ¿quién no ama el olor a tinta y papel?

Tienen una habilidad descomunal para el análisis

Cierto.. El par de particularidades antes mencionadas quieren decir que los estudiosos de la filosofía tienen un avanzado pensamiento racional, comprendido, al mismo tiempo, como la capacidad de llegar a un conocimiento ordenado y profundo. Esto permite a los individuos llegar a una interpretación analítica de diversos ámbitos relacionados de manera directa o indirecta con su campo de estudio, como la política, sociología, educación, ciencia y cultura, entre muchas otras.

Lo único que les preocupa es el conocimiento

Falso. Un aspecto que también define a los filósofos, es su preocupación no únicamente por el conocimiento en sí, sino porque éste sea humano, es decir, relevante para el resto de la humanidad y sea una guía para crear un mundo mejor.

Las tendencias actuales de la sociedad, enfocadas en crear un mundo más humano, sustentable y equitativo, debilitan cada vez más los mitos que por años han estigmatizado a la filosofía como rama de conocimiento y como pieza clave dentro del mundo laboral, y refuerzan su presencia como elemento fundamental dentro nuestra sociedad.