Colaboración del Director de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales en el Día internacional de la juventud 2021.
11/08/2021
El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su pleno declaró el 12 de agosto de cada año como el “Día Internacional de la Juventud”, lo anterior con la intención de atender la sugerencia planteada por la Conferencia Mundial de ministros de la Juventud celebrada en Lisboa en el año 1998.
El propósito fundamental de esta celebración se orienta a promover el papel relevante que toma la juventud en el mundo actual, como protagonista y no sólo observadora de los cambios que se generan en la sociedad. La juventud toma conciencia y acción efectiva en el conocimiento, análisis y propuestas de solución de los principales problemas que aquejan a la comunidad global y local.
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La actual pandemia de COVID-19 ha impuesto a la sociedad nuevas condiciones que determinan el papel de distintos actores. Tal es el caso de los jóvenes mexicanos, quienes se encuentran entre la población tal vez más impactada por los efectos del confinamiento y del cambio en las dinámicas educativas, de salud y laborales.
Al inicio de la pandemia, organismos internacionales como la Unesco, y nacionales como la SEP, el Inegi y Coneval estimaron el impacto en educación en el abandono de cerca de un millón y medio de estudiantes de todos los niveles, concentrándose principalmente en los jóvenes de educación media y media superior; es decir, aquellos cuyas edades fluctúan entre los 15 y los 24 años. Sin embargo, hoy los datos confirman que el abandono escolar ha superado esta cifra y ha impactado también a los jóvenes que cursan la educación secundaria.
“Otro impacto relevante ha sido la salud emocional.
El proceso de socialización
e integración grupal está asociado al contacto”.
Además del abandono escolar, tal vez como el fenómeno de mayor repercusión a la juventud, otros han impactado el sistema educativo en 2021, siendo la población más vulnerable las mujeres en edad escolar, las mujeres indígenas o de zonas rurales, los niños y jóvenes de sectores campesinos y de zonas urbanas marginales quienes no cuentan con los recursos de infraestructura, tecnológicos, de aprendizaje para continuar sus estudios en las modalidades actuales ya sean virtuales, a distancia o mixtas.
Otro impacto relevante en el caso de los jóvenes ha sido el que se refiere a la salud emocional. Justo por tratarse de las edades en las que el proceso de socialización e integración grupal está asociado al contacto con sus iguales, para definir modelos de actuación y de filiación. El confinamiento ha retrasado en el mejor de los casos estos procesos que son vitales en el desarrollo emocional, social y moral de niños y jóvenes.
“Desde las institucionales sociales debemos
diseñar estrategias para que los jóvenes
continúen en sus procesos formativos en las escuelas”.
Podríamos enumerar muchos otros impactos que se han observado en este 2021 en la juventud del mundo y de nuestro país, pero basta referir también los impactos a las economías familiares considerando que en nuestro país muchos jóvenes colaboran en la economía familiar y la actual circunstancia los ha alejado del empleo.
Sin duda que el reto es grande, pero desde las institucionales sociales debemos diseñar estrategias para que los jóvenes continúen en sus procesos formativos en las escuelas y no incurran en conductas antisociales como ruta para salir adelante. Debemos honrar el espíritu de la celebración el 12 de agosto, realizando un esfuerzo mayor para proponer mecanismos humanitarios que sigan con la idea de pensar que los jóvenes participan en la construcción de un mundo mejor.
Por: Mtro. Francisco Alejandro Enríquez Torres
Director de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Universidad La Salle
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