Las estudiantes de Ingeniería Ambiental ganaron el reconocimiento Mejores prácticas de servicio social.
“Utilizar residuos para tratar residuos”, es la lógica bajo la cual Alexandra Galina y Andrea García buscan eliminar algunas de las sustancias que provocan la contaminación del agua y el suelo. Asesoradas por la Dra. Arizbeth Pérez, las lasallistas trabajan en un foto-reactor para ozonación empacado con escorias que facilite la degradación de los fármacos presentes en el agua, proyecto con el cual recibieron el reconocimiento Mejores prácticas de servicio social otorgado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
Las escorias son residuos que se generan durante los procesos de fundición metalúrgicos. Sin tratar, su acumulación produce la separación de elementos metálicos peligrosos que provocan la contaminación del suelo y el agua. Sin embargo, los componentes presentes en estos residuos (como el hierro, el sodio, el calcio, el magnesio y el silicio), así como sus propiedades, son ideales para ayudar a degradar los contaminantes recalcitrantes, es decir, aquellos con estructuras químicas estables y resistentes, como es el caso de los fármacos.
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De esta manera, las estudiantes de la licenciatura en Ingeniería Ambiental proponen utilizar escorias como catalizadores en reacciones de oxidación (ozonación), para producir iones radicales, o radicales libres, que aumentarán la eficiencia de degradación de fármacos como el Bezafibrato y el Tylenol, llegando a formar compuestos de estructura química más sencilla como ácidos orgánicos de cadena corta. “Al utilizar las escorias para este fin, su contaminación no sería tan grande como al desecharlas directamente a los vertederos”, indicó Galina.
“Para continuar con nuestro proyecto vamos a hacer más estudios. Queremos saber si estas escorias se pueden utilizar ‘indefinidamente’ o si ya después de un cierto número de usos pierden su función catalizadora”.
Este trabajo abona a tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU:
- Agua limpia y saneamiento, cuya meta 6.3 es mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento, minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo el porcentaje de aguas residuales sin tratar, aumentando el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial.
- Industria, innovación e infraestructuras, cuya meta 9.4 es reconvertir las industrias para que sean sostenibles, utilizando los recursos con mayor eficacia y promoviendo la adopción de tecnologías y procesos industriales limpios y ambientalmente racionales.
- Producción y consumo responsables, cuya meta 12.5 es reducir la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización.
Previamente, este proyecto había llevado a las lasallistas a ganar el Concurso Lasallista de Investigación, Desarrollo e innovación (CLIDi) 2023, en el área de Diseño y Tecnología, en la categoría proyecto de investigación universitario.
Ingeniería ambiental para crear soluciones
Tanto Andrea como Alexandra buscan convertirse en agentes de cambio a través de poner en práctica los conocimientos que han adquirido durante la licenciatura en Ingeniería Ambiental, “quería estudiar algo relacionado a la vida, a proteger al medio ambiente (…) y buscar soluciones para preservar lo que todavía tenemos del planeta; así como para contrarrestar (el impacto) de las actividades antropogénicas”, dijo Andrea García. Las estudiantes consideran que a través de su proyecto están experimentando una situación real de la aplicación de sus conocimientos.
En La Salle estamos comprometidas y comprometidos con el cuidado de la casa común, es por eso que buscamos que la comunidad desarrolle y ejecute proyectos de impacto, asumiendo su rol como agentes de transformación social. Este es uno de los ejes que guían nuestra Responsabilidad Social Universitaria.
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