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Hoy es el Día Internacional de la Paz y aunque pareciera una de las tantas celebraciones de la Organización de las Naciones Unidas que se pierden en la cotidianeidad de todos los días, los acontecimientos en la ciudad y en el país en los últimos meses demuestran, más que nunca, la necesidad de tener presente este concepto en nuestras mentes y corazones, de portarlo como estandarte en todas nuestras batallas.

La ONU dice que una sociedad pacífica es aquella en la que la justicia y la igualdad están al alcance de todos, y dice también que existe paz en una nación cuando ésta se ve liberada de hambre, opresión, y pobreza, pues es cuando la gente progresa.

Con todos los problemas a los que nos enfrentamos actualmente, los objetivos planteados son tan complejos que en apariencia daría da lo mismo atenderlos que ignorarlos; que la batalla está perdida antes de comenzar. Pero no es así.

Es cierto que la meta parece bastante irreal, pero para convertirla en algo viable basta con plantearnos metas pequeñas. Paco Ignacio Taibo II dijo, muy acertadamente, que se debe buscar las “pequeñas utopías” presentes en nuestro día a día, que se debe luchar por alcanzar esas pequeñas victorias que, poco a poco, se convierten en un cambio más grande.

El propósito de honrar a la paz cada 21 de septiembre es recordarnos cómo todos los seres humanos constituimos una sola familia a la cual no se le debe dar por sentado, y un detalle interesante es el cese al fuego en todos los conflictos bélicos alrededor del mundo. Posiblemente no parece mucho, pero esta es una de esas pequeñas victorias que se buscan en el panorama general.

La idea es recordar lo inútil y absurdo de todas las guerras, y poco a poco construir un mundo donde los conflictos armados no tengan lugar y cada quien grite su verdad con libertad y todo el mundo vea sus derechos cumplidos.

Ya en un escenario un poco más pequeño, pero igual de imponente, México también busca alcanzar sus pequeñas victorias. Quizá no podamos acabar con nuestros conflictos, pero podemos trabajar día con día para combatir un problema a la vez y para tender la mano a quien necesita nuestra ayuda.

No hay una mejor síntesis para esta pequeña reflexión que una frase de un personaje histórico, Mahatma Gandhi, la cual dota perfectamente de sentido a esta idea específica: 

“No hay camino para la paz, la paz es el camino”.

Por la Chica de Reims.

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