En el Día del Maestro reconocemos a los docentes que mantienen su vocación aun a la distancia.
Un profesor, una guía, un mentor. Se puede llamar a las maestras y maestros de diferentes formas, pero algo que no cambia es su misión, el sentido de acompañamiento y la manera de influir en la vida de sus estudiantes.
No basta con pararse al frente de un salón de clases para ser un considerado maestro, hace falta tener vocación y un compromiso de corazón. Las maestras y maestros de la Universidad La Salle mantienen en alto esa responsabilidad, sus valores y la esperanza de que, con cada hora de clase, con cada minuto en el aula, están acompañando a las mentes que pronto crearán una sociedad más justa, más fraterna, más humana.
Ante el aislamiento social que afrontamos, reconocemos a cada profesora, a cada profesor, que incansablemente continúan educando a través de medios digitales; a ellos, que hoy marcan un cambio, que exploran cada vez más herramientas de aprendizaje y que no titubearon para mantenerse más cercanos que nunca aun a la distancia.
Hoy recordamos la misión de San Juan Bautista de La Salle, santo patrono de todos los maestros, a 123 años de su beatificación. Y hoy, más que nunca, cobra sentido la importancia de formar a los profesionales que respondan a las necesidades de nuestros tiempos.
Es un excelente día para pensar en la importancia de cada docente lasallista, porque tienen una responsabilidad enorme: son quienes incentivan al desarrollo de Profesionales con Valor. es el momento de reconocer que sin los docentes no habría Futuros Posibles. Agradezcamos pues a las y los portadores de tan noble misión y que nunca dejarán atrás este verdadero compromiso de corazón.
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