Cuando por primera vez me dijeron: “¡Felicidades! Fuiste escogido para ir a la Cornell University. El programa te cubre gastos médicos, comida, transporte aéreo y el poder participar con un científico de talla internacional en una de las mejores universidades, no sólo de Estados Unidos, sino del mundo”, renuncié a mi trabajo de medio tiempo y me fui sin pensar en todo lo que podría vivir.
Durante cerca de 2 meses estuve viviendo, comiendo y durmiendo como lo haría un estudiante de posgrado en Cornell University, Nueva York. Tuve la oportunidad de participar con un científico de talla mundial en un experimento que llevan haciendo por 15 años, con el fin de determinar el transporte y su peligrosidad de pesticidas, específicamente el glifosato. Aunque mi estancia fue relativamente corta, pude aprender demasiado, en términos académicos en relación con metodologías, instrumentación y modelos que, de no haber vivido allá, nunca hubiera conocido”.
Poder participar en una estancia internacional en dicho tipo de universidad, te abre los ojos, te da a entender el micro universo en el que a veces estamos inmersos y perdemos por completo la existencia de todo el resto, a mí, me ayudó a conocerme mucho más, experimentar la plenitud y gratitud de saber que había algo trascendente y que podía afectar las políticas de planeación en otro país.
Yo, como estudiante de Ingeniería Ambiental en mi último semestre, recomiendo ampliamente a todos aquellos que estén curiosos por conocer más o saber si realmente la investigación es lo que desean, que apliquen a esta convocatoria (COMEXUS: Programa de Investigación), pues es una experiencia, que en mi opinión, fue reveladora y única.
De no haber sido realmente por mi jefe de carrera y la secretaria académica de mi facultad, nunca hubiera conocido esta opción que presentó ser una plataforma para desarrollar mi persona y mi conocimiento de manera “gratuita”.
Rogelio de Jesús Serrano Rodríguez.
Deja un comentario