Conviví con Cesarito (así se decía) muchos años. Primero de lejos en su rectorado y después muy cerca pues fue mi vecino de oficina. Ahí en ese trabajo de todos los días conocí al ser que llevaba dentro. Ese ser que a medida que pasaban los años lo acercaba a Dios conservando sus necedades mundanas. La historia de su vida y de las instituciones lasallistas donde transitó me la contó muchas veces, cuando ya no tenía quehacer en su oficina. Ahí conocí que era un hombre bueno a carta cabal.
Dios lo tenga en su gloria.
Conviví con Cesarito (así se decía) muchos años. Primero de lejos en su rectorado y después muy cerca pues fue mi vecino de oficina. Ahí en ese trabajo de todos los días conocí al ser que llevaba dentro. Ese ser que a medida que pasaban los años lo acercaba a Dios conservando sus necedades mundanas. La historia de su vida y de las instituciones lasallistas donde transitó me la contó muchas veces, cuando ya no tenía quehacer en su oficina. Ahí conocí que era un hombre bueno a carta cabal.
Dios lo tenga en su gloria.