Cecilia Vallejos, investigadora lasallista, relata los retos y motivaciones que encontró a través de la pandemia.
Fragmento del libro Maternidad, cuidados y el quehacer científico
y académico de mujeres mexicanas en tiempos de COVID-19.
“Soy esposa, madre, maestra e investigadora, y durante esta pandemia he seguido con los mismos cargos, con la única diferencia de que ahora debo ser docente de mis hijos y mayormente más creativa para resolver los problemas del diario de mejor forma y en menor tiempo.
En este espacio narraré parte de lo que ha sido para mí vivir la primera pandemia de este siglo, desde la visión de quien comparte el amor a la familia; pero también la pasión por las ciencias sociales, la educación y la docencia.
Estoy convencida de que lo que me salvó en los días donde mi mente sólo me permitía ver lo negro de la situación fue mi trabajo académico. Las múltiples horas de clase y el esfuerzo que conlleva virar y migrar hacia el mundo virtual, me ayudaron a librar los contratiempos. Asimismo, las conversaciones con mis estudiantes, así como el deber de darles ánimos en los momentos de fragilidad, me motivaron para continuar. (…)
Así pues, me reencontré con múltiples cosas que hace años no hacía. Cuestiones tan sencillas como hornear un pastel, decorar galletas navideñas, coser y enmendar artículos de la casa, así como armar rompecabezas, leer cuentos en voz alta y escribir anécdotas. El recobrar estas cualidades y transmitirlas a mis hijos hizo darme cuenta de que no todo era oscuro en la pandemia. (…)
(…) En el campo profesional trascendió en mí un ímpetu por acercarme a las nuevas tecnologías y por aprender la mayor cantidad de herramientas virtuales que pudieran servir como base para impartir mis clases. (…) Había transformado la mayor parte de mis contenidos a formatos interactivos para volver mis asignaturas menos teóricas y más prácticas, y así motivar a mis estudiantes a seguir estudiando y a no desertar.
En el plano de la investigación, me parece que el año 2020 ha sido el más productivo de mi recién etapa como investigadora. Gracias ‘al encierro’ y a que ya no tuve que conseguir recursos para transportarme, ni tener que organizar la logística de cómo y dónde encargar a mis hijos, pude participar en diversos congresos internacionales y tuve la oportunidad de ser moderadora de varias mesas de expertos impartidas en diversos idiomas; redacté varios artículos académicos y, por primera vez, efectué un estudio exploratorio transdisciplinario junto con otra gran amiga, también investigadora y madre, del área de la Medicina, sobre la experiencia docente a nivel superior en las asignaturas teórico-prácticas. Esto gracias a la facilidad de contactar a colegas maestros por medio de las redes sociales y de las TIC ‘s.
(…) Estos pequeños logros para mí, en una familia donde mi lugar como madre es fundamental para que este barco no se hunda, me han seguido impulsando para no abdicar y me han hecho mirar a la pandemia de otra forma.
(…) He seguido siendo esposa, madre, maestra e investigadora, con más trabajo académico, con mayores proyectos personales y profesionales; y, sobre todo, con el ánimo de saber que, pese a las circunstancias, puedo seguir trabajando e investigando, con el único propósito de aportar algo bueno a mi querido país y ser un buen ejemplo para mis hijos”.
-Cecilia Vallejos, investigadora en el Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales
de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad La Salle.
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