Como lo que está unido permanece, vivir la cuarentena tiene un significado diferente en la comunidad lasallista.
Es verdad que, con la pandemia de COVID-19, se están viviendo tiempos sumamente complicados en nuestro país y en el mundo. Las calles están vacías, las tiendas permanecen cerradas, y sólo quienes no tienen otra opción (o cuentan con un deber cívico) son quienes se aventuran a salir de sus casas. Y conforme más días pasan, más complicado se vuelve mantener una actitud positiva frente al ya conocido #QuédateEnCasa.
Pese a todo, los lasallistas tenemos un arma secreta con la que podemos hacerle frente a la difícil situación que se está viviendo. El fuerte sentido de comunidad que acompaña a maestros, estudiantes, administrativos y demás miembros de la colectividad es más fuerte y necesario que nunca en esta época incierta.
Gracias a él, resulta un poco más fácil ver las circunstancias desde una perspectiva distinta. Después de todo, sabemos que “lo que está unido, permanece”, y eso quiere decir que, sin importar lo duro que sea el aislamiento social, no existe fuerza en el mundo que pueda fragmentar verdaderamente a nuestra comunidad. Y, por tanto, no hay calamidad capaz de detenernos.
Por este motivo, hoy decidimos compartir algunos de los aspectos que hacen que los lasallistas vivan la cuarentena de una forma completamente diferente al resto del mundo.
Más que un encierro voluntario, es la forma de proteger a los que queremos
Es bien sabido que el coronavirus actúa diferente en cada uno de los contagiados. De tal suerte que la enfermedad resulta mucho más peligrosa para ciertas personas que para otras. Por ello, una de las razones más importantes por las que se debe mantener el aislamiento social es evitar que el virus llegue a los grupos más vulnerables de la población, como niños, personas mayores, y gente con alguna enfermedad crónica.
Como lasallistas, lo sabemos. Así que, para nosotros, quedarse en casa no es una medida impuesta y obligatoria, sino una manera de cuidar a todos aquellos que nos importan y actualmente están en peligro. Y no solamente hablamos de nuestros abuelitos, hermanitos o sobrinitos; sino también de los maestros y administrativos de edad más avanzada. Habitualmente, ellos son los que nos guian cuando tenemos algún problema o duda en la escuela. Ahora es nuestro turno de cuidarlos a ellos.
Nuestras redes están plagadas de buenas vibras
Estar lejos de tu rutina habitual, de tus amigos, y estar relegado a realizar home office o a tomar clases en línea no es sencillo. Y las noticias que aparecen a todas horas sobre el riesgo de contagio o el creciente número de decesos no hacen las cosas más fáciles. Por suerte, un excelente antídoto para combatir la monotonía y todo aquello que nos produce ansiedad es tener a nuestros amigos cerca.
Y si bien, a fuerza de mantener la sana distancia, no podemos visitarlos físicamente, sabemos que están al alcance de un mensaje o video llamada. Más allá de ello, podemos contar con ellos para conservar el espíritu en alto, ya sea con sus buenos consejos, con las imágenes divertidas que envían, o sólo con saber que están ahí si los necesitamos.
Somos conscientes que, algunos días, está bien sólo sobrevivir
Por más que tratemos de mantener la frente en alto y la actitud positiva, es cierto que hay ocasiones en que los días grises pueden con nosotros. No siempre es posible ver más allá de las semanas que todavía quedan de cuarentena, y existen momentos en los que la presión de tener que ser productivo en tiempos de crisis puede resultar aplastante.
Así pues, sabemos que no está mal sentirse triste o sobrepasado por la situación de cuando en cuando. En realidad, es completamente natural que existan días en los que parezca que el rumbo que ha tomado la realidad es demasiado para seguir como si todo estuviera bien. No obstante, también somos conscientes de que es necesario no estancarse en los malos pensamientos. Sobre todo, no olvidamos que, pese a todo, la situación es pasajera, y que pronto las cosas volverán a la normalidad.
Sabemos encontrar nuevas y creativas formas de aprovechar el día
Retomando el punto anterior, una excelente práctica para no dejar que la inactividad pueda con nosotros es encontrar distracciones que hagan el tiempo dentro de casa más llevadero. Por ello, no es de sorprender que muchos ahora siguen su pasión de grabar y editar videos para subirlos a plataformas como Tik Tok. O bien, están sacando su lado más creativo para participar en retos como el #PrincessChallenge.
Con estas actividades, el estrés y la ansiedad se dejan a un lado y las publicaciones en redes se vuelven mucho más interesantes. Igualmente, hay quienes están retomando viejos pasatiempos o descubriendo nuevas pasiones. De tal suerte que es posible apreciar personas experimentando con repostería, aprendiendo a dibujar, o explorando un renovado amor por el baile. Lo más importante es que hacemos todo lo posible por no mantenernos estáticos.
Como lo que está unido permanece, un lasallista nunca se queda realmente solo
Ya se ha dicho en ocasiones anteriores, y no hay inconveniente en repetirlo una vez más. El lema de la comunidad lasallista va mucho más allá de simples palabras que suenan bien en los anuncios de la universidad. Es una consigna en la que realmente creemos y, más aún, que marca completamente nuestra forma de vida.
Saber que lo que está unido permanece es saber que siempre tendrás un amigo a quien recurrir cuando todo parezca perdido. Además, es comprender que siempre estarás ahí cuando alguien más te necesite. Y lo cierto es que, en estos tiempos inciertos, es un gran consuelo saber que tenemos una gran comunidad en la que sentirnos apoyados y protegidos para hacer frente a cualquier situación que se nos presente.
Al final, lo que hay que recordar es que, por más inacabable que parezca la cuarentena, el aislamiento terminará antes de lo parece. Y cuando las medidas de protección se retiren, nuestro reencuentro con el mundo exterior será una experiencia asombrosa y, a todas luces, inolvidable.
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