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Mayo ya está aquí y el final de semestre se siente en el aire. Los pasillos están llenos de estudiantes exhaustos y estresados, las entregas se acumulan por montones, y la idea de llegar a junio se ha convertido en la esperanza a la que toda La Salle se aferra.

Es verdad que no hay nada peor que tener que atravesar el final de semestre, en especial cuando tienes materias en riesgo de reprobar, o cuando te das cuenta que quemaste todas tus faltas y ahora no puedes usarlas para terminar ese proyecto que no deja de molestarte y cuya entrega está cada vez más cerca. Sin embargo, la gran ventaja que hay respecto a la catastrófica recta final que viene en cada cierre de semestre, es que su presencia anuncia la llegada de una época más sencilla, feliz, y tranquila; es decir, las vacaciones de verano.

Lo más importante para combatir el final de semestre es no dejar que te tome por sorpresa, de esta manera puedes coordinar tus tiempos y mantener tus entregas en orden. Por eso hoy te traemos algunas de las señales que indican que la época más dura del semestre ha comenzado.

Sabes que el final de semestre ya está aquí cuando…

…por todos lados hay gente dormida

El final de semestre es sinónimo de entregas y exámenes por montón. La cantidad de trabajo y de estrés que llenan las aulas se traducen en pocas –y a veces inexistentes– horas de sueño, lo que quiere decir que todo el mundo está más cansado de lo usual, y en muchas ocasiones, esto significa a su vez que los sillones de la biblioteca no son suficientes para acoger a toda la gente que necesita descansar, aunque sea por lo menos diez minutos, para tener fuerzas en su próxima presentación. Por eso, en el final de semestre es un fenómeno común ver bancas, sillas, mesas y hasta estratégicos pedazos de suelo llenos de estudiantes cabeceando o roncando. Mantén los ojos abiertos y ten cuidado respecto a este fenómeno, pues si no tienes cuidado, podrías tropezarte con alguien que accidentalmente se quedó dormido a la mitad del campus.

…la tensión aumenta dramáticamente en el salón de clases

No es que todos se odien entre sí, ni que de la nada tu salón entero se haya convertido en un extraño lugar lleno de ermitaños que no hacen más que pelear entre sí; pero como dijimos antes, el final de semestre siempre viene de la mano con cansancio y estrés. Esto provoca que las personas se vuelvan un poco más intolerantes ante cualquier tipo de problema, por lo tanto, es normal que el número de desacuerdos que hay en tu grupo aumente considerablemente, y que estos desemboquen en discusiones más acaloradas de lo que deberían. Seguro que tú mismo has notado que cada final de semestre te vuelves más gruñón o gruñona de lo habitual. Lo importante de todo esto es entender que la culpa de todo la tiene el final de semestre, y no una persona en particular, por lo que no te deberías tomar los conflictos que surjan dentro del salón de clases o con tus amigos tan personal (al menos en este punto específico del semestre).

…por los pasillos se repite el mantra ya casi se acaba el semestre

Con más entregas que tiempo para trabajar en ellas, y con la promesa de que al final de esos proyectos aguarda la dulce recompensa de dos meses de descanso, es normal que todo el mundo esté contando los días que quedan hasta la llegada de ese dulce, ansiado e indispensable premio. Sin embargo, la cosa se vuelve ligeramente contraproducente cuando te das cuenta que recordar constantemente los días que faltan hasta que el semestre concluya hace que el tiempo pase más lento de lo habitual, lo que a su vez provoca que tengas que repetirte cada vez más seguido que el merecido punto final ya casi llega, generando así un peculiar círculo vicioso. Por lo tanto, sin que nadie se lo proponga, y sin que nadie lo pueda evitar, la frase ya casi se acaba el semestre termina por estar flotando en el ambiente constantemente, y presente en casi toda conversación.

…las tiendas de café cerca de la escuela tienen su mejor época de ventas

Café en la mañana para no quedarte dormido en la primera clase. Café a mediodía para atravesar sin problemas las clases de la tarde. Café a media tarde para no quedarte dormido en el camión de vuelta a casa. Y toneladas de café en la noche para terminar el proyecto que se entrega al día siguiente y que vale al menos la mitad de tu calificación. No cabe duda que el café es un indiscutible aliado del estudiante estresado del final del semestre, sin embargo, este colega afectará ligeramente (o considerablemente) tu economía personal, y también la de tu lugar favorito para comprar tu latte mañanero –sólo que ambas en un sentido opuesto. Lo importante es que al final del día el café es delicioso y bastante útil cuando tienes que utilizar tus noches para terminar cientos de trabajos (y no para dormir), y por eso es genial que cerca de la escuela hayan tantos lugares en los que puedes conseguir la mejor taza de café a un precio justo.

…internet se llena de memes en relación a salvar el semestre

Internet es el lugar en el que todo el mundo tiene algo que decir respecto a casi cualquier tema, y en esta época del año, las grandes plataformas se llenan de cientos de comentarios respecto al final de semestre y todo lo que este implica. Estas bromas de humor a veces blanco, a veces negro, y a veces sencillamente picante son la forma en que los universitarios descargan parte de su cansancio y de su estrés y lo convierten en algo más ameno que los ayuda a darle una perspectiva distinta a los exámenes interminables, proyectos que siguen cayendo de a montones y constante riesgo de tener un colapso nervioso. Por otra parte, esta clase de contenido también es la manera ideal que los universitarios tienen para hacerle saber al resto del mundo la tortuosa situación que están atravesando.

…tu vida social se convierte en un recuerdo lejano

Una de las cosas más dramáticas del final de semestre es que tú no eres el único que está hasta el cuello con trabajos, exámenes y entregas, lo más seguro es que todos tus amigos se encuentran en la misma situación desesperada que tú, por lo que los momentos en los que de verdad puedes estar con ellos y hablar de algo que no sean entregas o proyectos que deben terminar se ven reducidos a un espacio muy limitado; ni hablar de cualquier cosa que se relacione en lo más mínimo a salir. Lo único bueno dentro de todo esto es que los planes respecto a lo que harán en cuanto acabe el semestre surgen por montones en las escasas oportunidades que tienes para platicar con ellos, y en definitiva, en cuanto terminen la clases, a todos les caerá súper bien ponerse al día respecto a todo lo que sucedió mientras el trabajo se los comía a todos vivos.

 

Es cierto que el final de semestre puede ser un trago muy amargo que atravesar en cada curso, especialmente cuando sientes que tienes tantas entregas que no podrás terminarlas, ni aunque te dediques a ellas en cuerpo y alma sin descanso alguno; pero lo que debes recordar es que –de alguna manera que aún nadie ha logrado comprender– la cosas siempre acaban por salir bien, y que el final de semestre, por más complicado y cansado que sea, es el último estirón de esfuerzo que debes dar antes de disfrutar de los frutos de tu trabajo. Así que identifica sus señales y no dejes que te tome por sorpresa.

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