Conoce los programas a los que puedes acceder en la universidad para enriquecer tu bienestar integral.
La Salle, a través de la Vicerrectoría de Bienestar y Formación, ofrece diversas actividades que contribuyen al bienestar físico y a la salud mental de su comunidad, entre ellas, las deportivas, las artísticas, espirituales, los Grupos Estudiantiles y las acciones sociales.
La Salud mental es definida por la Organización Mundial de la Salud como un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.
A través de la Coordinación de Impulso y Vida Estudiantil, la comunidad lasallista encuentra una red de acompañamiento y apoyo que promueve el desarrollo de estilos de vida saludables y el fortalecimiento de la vida universitaria. La CIVE ofrece servicios como los de nutrición y psicología, además de talleres y programas para establecer relaciones sanas, gestionar el estrés y el bienestar socioemocional, entre otros más.
En La Salle el deporte y la actividad física son indispensables para la formación integral del estudiantado y una parte de nuestro quehacer educativo. A través de la práctica deportiva acrecentamos el sentido de pertenencia y comunidad, pero también “nos permite, además de obtener resultados físicos, mantenernos en un estado de paz, equilibrio y de poder ser conscientes de nosotros mismos”, dijo Fabián Alcaraz, coordinador de Educación Física y Deportes.
Los diferentes grupos estudiantiles con los que cuenta La Salle le permiten a la comunidad relacionarse con personas con sus mismos intereses, desarrollar y explota su liderazgo. Participar con tus compañeras y compañeros en alguna actividad, son factores de protección, es decir, situaciones que pueden enriquecer la vida de las personas y que los problemas de salud mental disminuyan.
Cabe destacar que el grupo estudiantil EleMental, está enfocado en la promoción de la salud mental.
“La fortaleza de la comunidad lasallista es que nos preocupamos por la persona, en lo que podemos hacer para que esta comunidad se mantenga firme, sana y feliz”, dijo Bruno Díaz, jefe de Grupos Estudiantiles.
María Garriga, coordinadora de Desarrollo Social Comunitario, menciona: “He observado que cuando nuestro estudiantado tiene experiencias de encuentro, de ayuda, cuando sienten que desde su propio ser pueden dar al otro y ese otro crece, florece, mejora, la felicidad es indescriptible y sanadora”.
A través de los programas de impacto social, la comunidad participa como agentes de cambio e innovación en diversos proyectos enfocados hacia la transformación de las problemáticas del país y en favor de las personas y grupos más vulnerables.
Por otra parte, los grupos misioneros de la universidad proporcionan a la comunidad universitaria elementos que contribuyan al crecimiento y desarrollo integral de la persona, tanto en el aspecto humano como espiritual, mismo que aporta a la salud mental: “la espiritualidad es buscar un sano equilibrio conociéndote a ti desde tu propia experiencia y perspectiva de vida”, dijo José Saavedra, coordinador de Pastoral Universitaria.
La Salle también ofrece actividades artísticas donde toda la comunidad puede encontrar distintas maneras de expresarse. De acuerdo con Jill Sonke, directora de investigación del Centro para las Artes en Medicina de la Universidad de Florida, crear arte, al igual que actividades como asistir a un concierto o visitar un museo, puede ser bueno para la salud mental.
“El arte nos conecta con nosotros mismos. A través de este podemos identificar las emociones que nos afectan y canalizarlas de una forma sana”, enfatizó Sachi Uchisato, coordinadora de Formación Cultural.
Este año la universidad aprobó la creación de la Coordinación por la Dignidad Humana, cuyas principales funciones serán impulsar acciones para la prevención de situaciones de acoso, discriminación y violencia en razón de género.
“Hay violencias sutiles en las que podríamos estar involucrados, como ignorar, criticar o burlarnos de alguien. La normalización de ellas esconde el impacto que tienen estas conductas hacia la persona”, dijo Sofía Garza, coordinadora por la Dignidad Humana.
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