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Conoce la opinión de la Dra. Artemisa Montes, Especialista La Salle, por el Día de la Igualdad Salarial.                         

Cuando se hace referencia a la desigualdad por cuestiones de género en nuestro país uno de los temas que, en ocasiones, se pasa por alto es la disparidad en la forma en que se les paga a hombres y mujeres, la cual crea la famosa brecha salarial.

Si bien, una buena parte de la brecha salarial se puede dar por diferencias en la experiencia laboral o en la ocupación, también se ha identificado que una parte sustancial de esta brecha no se explica por las diferencias en las características observables de trabajadores. Y es precisamente esta parte inexplicable, la que ha sido atribuida a cuestiones de género y la que ha llamado la atención tanto en la literatura académica como en el discurso público.

Por ello, en 2020 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 18 de septiembre como el Día Internacional de la Igualdad Salarial para poner el tema en el centro del debate. Sobre todo en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Cabe mencionar que el ODS 5 busca lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, un área donde sin duda la paridad salarial juega un papel central a nivel global.

En efecto, la disparidad salarial no es exclusiva de ciertos países, sino que se reproduce a lo largo y ancho del planeta. Por ejemplo, en Estados Unidos las mujeres ganan solo $ 0.82 por cada dólar que gana un hombre; en Alemania en 2019, las mujeres ganaban en promedio un 21% menos que los hombres. Incluso cuando se toman en cuenta las compensaciones, las mujeres siguen recibiendo un salario menor que los hombres sin que se pueda identificar ninguna otra razón que no sea el género.

En el caso de México, en enero de este año, las mujeres empleadas en el sector formal de la economía ganaban en promedio 54.1 pesos menos que los hombres, es decir un 12% menos, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), aunque esto representa una mejora en comparación con el año anterior en que la brecha era de 12.7%. Este avance podría atribuirse a que las mujeres con salarios más bajos abandonaron la fuerza laboral debido a despidos o cuidados familiares.

¿Cómo afectará la crisis de COVID-19 en la brecha salarial? 

La crisis de COVID-19 y el confinamiento afectaron gravemente muchas ocupaciones e industrias dominadas por mujeres; además, han enfrentado de manera desproporcionada al desempleo durante esta crisis. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 7 de cada 10 empleos que se perdieron entre el primer trimestre de 2020 y el mismo periodo de 2021 pertenecían a mujeres. La participación de la mujer en la fuerza laboral está en su nivel más bajo en 33 años, ya que más mujeres asumieron roles de cuidadoras en el hogar debido a la escolarización remota y los cuidados a la población vulnerable y enferma.

Más aún, cuando las mujeres se reintegren a la fuerza laboral, pueden enfrentar la pena de desempleo. Esta pena se refiere a los salarios más bajos que se observan normalmente cuando las personas regresan a la fuerza laboral después de un periodo desempleadas. Debido a esto, se espera que la COVID-19 pueda afectar negativamente la brecha salarial de género en los próximos años.

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Adicionalmente, si consideramos la brecha salarial de oportunidad que mide las barreras que enfrentan las mujeres para alcanzar las posiciones de poder mejor remuneradas, y que tradicionalmente son ocupadas por hombres, podemos observar que, en el caso de México, entre el primer y cuarto trimestre de 2020 se amplió la presencia de los hombres frente a las mujeres en los rangos salariales más altos.

Así, podemos concluir que, si bien en el artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece que “El varón y la mujer son iguales ante la ley”, y que nuestra ley del trabajo en su artículo 86 marca que “A trabajo igual desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales, debe corresponder salario igual”, no contamos con una legislación específica que garantice salarios iguales para mujeres y hombres que realizan el mismo trabajo. Tampoco hay condiciones similares para el cuidado de los hijos, ni tampoco se cuenta con esquemas que promuevan un acceso equitativo a pensiones.

Temas todos sobre los que debemos reflexionar este 18 de septiembre, Día Internacional de la Igualdad Salarial.

Dra. Artemisa Montes Sylvan
Especialista La Salle
Facultad de Negocios

La Universidad La Salle México no se responsabiliza de los testimonios y opiniones vertidas a título personal en esta publicación. Los comentarios, datos y opiniones aquí externados son responsabilidad única de quiénes los emiten. (2021)

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