Desde misioneros hasta trabajar con pueblos originarios en Canadá, descubre este camino guiado por la responsabilidad social.
Cuando era un estudiante en La Salle hace más de 10 años, Alejandro Mayoral Baños no imaginaba que su trabajo como miembro fundador de Magtayaní tendría tal repercusión, que en 2020 estaría trabajando con pueblos originarios en Canadá; tampoco pasaba por su mente que gracias a ello se le otorgaría el Reconocimiento al Compromiso con los Demás, una distinción del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi).
Hoy durante la ceremonia del reconomiento invitamos desde @magtayani_ac a seguir forteleciendo la capacidad de escucha hacias las comunidades @CemefInforma @HacesfaltaMx pic.twitter.com/yh4zPXfFQw
— Alejandro Mayoral – Lakgaxixiwa (@alexmayoralb) November 26, 2020
Como estudiante de Cibernética y Sistemas Computacionales en la Facultad de Ingeniería, en 2006 Alejandro se unió a los grupos misioneros en la Universidad. Él tenía experiencia con este tipo de actividades, pues cursó la preparatoria en Unidad Condesa. Sin embargo, sabía que su experiencia en misiones lo llamaba a hacer algo más que lo que ya se hacía, que habría más formas de apoyar a las comunidades más necesitadas.
Con esta inquietud en mente, Alejandro constituyó Magtayaní A.C., y a partir de ello dio un giro para que se realizaran las misiones como las conocemos actualmente: escuchando las necesidades de las comunidades a las que asisten los misioneros y vinculando a los sectores gubernamentales y empresariales.
¿Es el mismo Magtayaní el que actualmente está en La Salle? Sí y no.
Aunque Magtayaní A.C. fue el precursor del grupo misionero lasallista, Alejandro continuó con esta fundación incluso después de terminar su proyecto estudiantil. Pero sabiendo que el impacto social en las universidades tiene un gran eco en todas las comunidades, y luego de una petición de los estudiantes que continuarían en el grupo, decidió que tanto la fundación (la cual se encuentra activa actualmente), como los misioneros, compartirían el nombre, aunque cada uno trabajara desde diferentes aristas.
Pero este era solo el inicio del camino para Alejandro.
*Dato curioso: el nombre Magtayaní se originó en mayo de 2007, cuando el grupo misionero decidió adoptar esta palabra de una comunidad totonaca a la que ayudaban en Papantla. El nombre no tiene una traducción literal al español, pero puede interpretarse como “aquel que ayudó en la milpa”.
Ver esta publicación en Instagram
En 2013, el hoy ingeniero lasallista ganó el premio a la responsabilidad social de la Universidad del Valle de México por su labor en Magtayaní. Esto lo hizo darse cuenta de que aunque en aquellos días la universidad anfitriona también incentivaba la responsabilidad social, en realidad no tenía como tal una formación de estudiantes en este tipo de proyectos.
Ahí descubrió que el potencial que tiene La Salle en el emprendimiento social es enorme debido en gran parte a su multidisciplinariedad y a que “la labor que hoy hacen la mayoría de las instituciones de educación superior, nuestra universidad ya lleva años haciéndola, prácticamente desde su fundación”.
Para 2016 Alejandro comenzó una maestría en la Universidad de York, en Canadá. Allí replicó el modelo de emprendimiento social desarrollado en las aulas de Unidad Condesa, y esta vez creó Indigenous Friends, asociación que busca defender los derechos tecnológicos y digitales de los pueblos originarios de aquella región en Norteamérica.
De su paso por La Salle, él aprendió cuatro cosas muy importantes que le permitieron lograr su propósito en Canadá:
1 Que la interdisciplinariedad en los grupos estudiantiles lasallistas permite un verdadero crecimiento de cada proyecto. Así, las comunidades se benefician de las aportaciones de distintos campos de estudio y alcanzan un bienestar mayor.
2 La vinculación con diversas áreas de las instituciones son vitales para este tipo de iniciativas. Desarrollo Social y Comunitario, la incubadora de negocios, la Dirección de Investigación, y otras áreas que se encuentran tanto en la universidad de México como de Canadá, son de gran ayuda para generar el emprendimiento social.
3 Los proyectos “no nacen pensando desde Plaza La Salle. Hay que ir a las comunidades y saber qué es lo que la gente necesita”.
4 Que las instituciones tienen un eco mayor y por lo tanto un impacto más grande. De hecho, la universidad en Canadá consiguió muchos fondos a partir de que utilizó esta campaña en su promoción, alcanzando mayor visibilidad en medios de comunicación en 2017.
Lee también:
Asociaciones civiles reconocen a lasallistas por su impacto social
Aun cuando contaba con la experiencia previa, no fue una labor sencilla para el lasallista. Pasó de una posición privilegiada estudiando en una de las mejores universidades en México, privada y con la mayoría de los recursos disponibles, a encontrarse como un inmigrante mexicano, con todas las connotaciones negativas otorgadas por los discursos de xenofobia de aquellos años. Esto redujo las oportunidades brindadas por los empresarios a los que acudía por apoyo, pero poco a poco consiguió sus propósitos y venció todas las barreras impuestas.
Actualmente, Alejandro Mayoral se encuentra realizando una nueva tesis, abordando todos estos temas e incluyendo su experiencia en ambas organizaciones. Pero cuando en 2020 el Cemefi decidió otorgarle este reconocimiento por la manera de replicar e implementar el modelo de apoyo a las comunidades, él se mostró sorprendido, pues es una distinción que usualmente reciben personas con una trayectoria mucho más amplia y que incluso se les reconoce de manera póstuma.
El Cemefi entregó el Reconocimiento al Compromiso con los Demás 2020 a personas e instituciones destacadas por su vocación de servicio, y por el impacto significativo que han logrado en la atención de problemas sociales. Te invitamos a leer la reseña en https://t.co/x4z583E7ZU pic.twitter.com/E8rXnqN0zM
— Cemefi Informa (@CemefInforma) November 27, 2020
El lasallista Alejandro Mayoral ha tenido distintas charlas virtuales con los grupos misioneros de La Salle en torno al emprendimiento social. De hecho, durante la pandemia por COVID-19, comenzó un pequeño proyecto que vincula a las dos Magtayaní, el cual consiste en hacer una colecta de celulares para comunidades rurales, con la intención de reducir la disparidad educativa a nivel nacional.
“Han pasado casi 14 años y cuando doy pláticas (a la comunidad lasallista) me da mucho orgullo ver que han pasado generaciones y se siguen poniendo la camiseta; siguen creyendo en ese espíritu de generar un cambio y están dispuestos a dar más allá de los programas formativos. Queremos hacer más. Muchos en La Salle descubren una vocación de servicio (…) Porque así educa La Salle, con formación basada en valores”.
Deja un comentario