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Millennial y centennial mostraron su resiliencia en los últimos años, pero son estigmatizados por la sociedad.                                    

La Organización de las Naciones Unidas declaró el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud como una forma de promover la participación de los jóvenes en los cambios y retos que el mundo enfrenta y que ahora se han vuelto, no sólo importantes, sino urgentes.

A diferencia de otros países, México cuenta con una gran población joven, la cual representa el 19.1% de de un total de 126 millones de habitantes, según los últimos datos del Censo de Inegi en 2020. Si bien, la edad promedio es de 29 años, podemos señalar que los jóvenes cuyas edades oscilan entre 17 y 27 años representan un bono demográfico que puede hacer la diferencia en el futuro económico, social y cultural en los siguientes años.

Sin embargo, el hecho de que México sea un país de jóvenes no significa que sea un país para jóvenes. Este es es el grupo de edad cuyo futuro económico y laboral es más incierto y en el que las tasas de desempleo son mayores. La situación se agravó aún más por la pandemia en la cual cuatro de cada cinco desempleados son de este grupo etario y en gran parte corresponde a mujeres según lo señaló la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo en 2020.

“Su alta vulnerabilidad y estigmatización deriva
en una mirada que
considera ser joven
como un riesgo y un peligro de la sociedad”.

A esto se suma, además, el tema de la violencia que padecen y son víctimas por estigma, es decir, porque suponen la propensión de los jóvenes a la violencia y a colocarse en situaciones delictivas. Basta revisar los datos seguridad pública y se podrá notar que la población entre los 17 y 27 años son los más detenidos por la policía por diversas razones, en principio por ser “sospechosamente jóvenes”.

Pero  esto no significa que sean ellos por sí mismos los que quebrantan la ley,  por el contrario, su alta vulnerabilidad y estigmatización deriva en una mirada que considera ser joven como un riesgo y un peligro de la sociedad por parte de las agencias de seguridad y por amplios sectores. Basta recordar que durante la pandemia fueron señalados insistentemente por infringir la cuarentena y por organizar fiestas COVID; sobre ellos se generó una sanción moral permanente.

La educación es otro de los pendientes que este país ha tenido con este segmento poblacional. Antes de la pandemia muchos jóvenes buscaron acceder a la educación media superior y superior. Datos de Inegi destacaron que entre  2018- 2019 sólo uno de cada tres jóvenes que terminó el bachillerato logró ingresar a la universidad. Las causas y razones pueden ser varias, entre ellas el abandono escolar para incorporarse al mercado laboral y en otras por la falta de cobertura en el sistema universitario para admitirlos, sumando a ello la falta de recursos para optar por una educación en instituciones particulares teniendo que hacer una pausa en su formación académica.

“El 8% de los estudiantes del sistema educativo universitario
a nivel nacional abandonaron sus estudios
en este periodo de crisis sanitaria”.

La pandemia agudizó este panorama. No sólo se redujo el acceso a la universidad, también muchos estudiantes que cursaban su bachillerato o carrera profesional hicieron un alto en su formación para hacer frente a las necesidades familiares o abandonar los estudios para trabajar. La Secretaría de Educación Pública estimó que entre 2020 y 2021 el 8% de los estudiantes del sistema educativo universitario a nivel nacional abandonaron sus estudios en este periodo de crisis sanitaria.

Pese a este incierto panorama las generaciones denominadas como millennial y centennial han mostrado una resiliencia notable. Son ellos los que hicieron frente para acompañar a sus familiares enfermos, asumieron las clases online a pesar de las condiciones e impulsaron estrategias económicas de servicio o venta de productos para conseguir recursos ante la limitación del ingreso familiar. Son ellos los que han desplegado su imaginación y acción para construir un futuro distinto que  en poco tiempo será su presente. No hemos construido un México para Jóvenes pero ellos han demostrado, en este tiempo de pandemia, ser un grupo que ha asumido su tiempo como una apuesta por construir un país distinto al que como generación X no pudimos ofrecerles.

Por: Dr. Felipe Gaytán Alcalá
Investigador de la Universidad La Salle

 

La Universidad La Salle México no se responsabiliza de los testimonios y opiniones vertidas a título personal en esta publicación. Los comentarios, datos y opiniones aquí externados son responsabilidad única de quiénes los emiten. (2021)

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