El pasado, se celebró el Memorial a los Fieles Difuntos en la Universidad La Salle, entre los colores de los adornos, las oraciones de la comunidad y las llamas de las velas, recordamos a nuestros antepasados con mucho amor.
La vida no es eterna
Éste no es un hecho fácil de asimilar y muchos, a pesar de que hacia afuera repitan esta afirmación, en lo más profundo de su ser se creen exentos de ella. Hacerlo consciente nos ayuda a aprovechar el presente, a no dar por hecho que mañana estaremos en este mundo y que podemos hacer todo lo que nos falta, porque no es cierto, nos iremos en cualquier momento. No debemos vivir temiendo a la muerte, porque es inevitable, el miedo sólo nos limita, no nos deja avanzar, disfrutar.
Es excelente plantearnos objetivos a futuro, pero sin comprometer nuestro presente. Siempre va a faltar tiempo para estar con las personas que más queremos, para hacer algo que de verdad disfrutamos o para comer lo que más nos gusta, y si estamos pensando “lo voy a hacer cuando logre todas mis metas, cuando sea millonario o cuando descubra la cura para una enfermedad mortal”, tal vez nunca lo hagamos.
El Memorial a los Fieles Difuntos no es sólo para recordar
También puede ser un gran momento para aprender de ellos, de lo que hicieron en vida y reflexionar sobre qué es lo que queremos hacer nosotros, qué necesitamos para autorrealizarnos, cuánto falta para que nos convirtamos en la mejor versión de nosotros mismos.
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