Medio: Manufactura
Especialista: Mtro. Carlos Bautista, Facultad de Negocios
Tema: La clave para los nuevos mercados
Por Erika Urbina
Un sobre con 500 mililitros de tratamiento para alisar el cabello se convirtió en el peor aliado de los estilistas de Europa en 2012. El producto, elaborado por la empresa mexicana TC-QPIus, fue catalogado por el sistema de alertas rápidas para productos no comestibles, conocido como Rapex, como un riesgo para la salud.
¿La razón? excedía las concentraciones de formaldehído -químico incoloro, inflamable y de olor fuerte- presente en productos para el hogar, cosméticos y plásticos, entre otros, que puede causar irritación en ojos, nariz, garganta y piel, tos o dificultad para respirar y náuseas.
En 2011 esta sustancia fue catalogada como “carcinógeno humano” por el Programa Nacional de Toxico-logia de Estados Unidos.
Meses después el Rapex -ante el llamado de Francia- ordenó el retiro del TCQPIus Phase 2-Nano Hydra Keratin del mercado europeo. Tenía 2.3% de concentración máxima de formaldehído cuando el Reglamento CE 1223/2009 sobre productos cosméticos establece 0.2%.
Parte de la estrategia
El desconocimiento de normativida-des como esta -que entró en vigor en 2013 en sustitución de otra de 1976- pueden representar barreras al comercio, según plantea la Organización Mundial del Comercio (OMC) en su Acuerdo sobre Obstáculos al Comercio (OTC).
Esta situación es crucial para empresas de menor tamaño que analizan otros mercados para diversificar sus exportaciones, reconoce César Buenrostro, socio Líder de Comercio Internacional y Aduanas de KPMG.
“En su estrategia es vital que las empresas realicen pruebas de laboratorio a sus productos, de tal manera que puedan certificar que cumplen con los requerimientos de los países a donde quieren llegar y que no son nocivos para el consumidor”, afirma Lilian Peregrina, directora de Productos de Consumo de SGS México, laboratorio internacional que ofrece soluciones para analizar y certificar mercancías para exportación a mercados, incluido Medio Oriente y Euro-
pa, dos mercados con más de 2,200 millones de consumidores, según datos de Proméxico y la Unión Europea.
Carlos Bautista, especialista de la Unidad de Negocios de la Universidad La Salle, agrega que ingresar a nuevos mercados requiere que las empresas avalen tres vertientes en sus productos en mayor o menor proporción: las medidas sanitarias y fitosani-tarias, el etiquetado y la calidad.
Europa, según Peregrina, de SGS México, tiene las normas más estrictas, pues también regula el destino final del producto cuando llega a los rellenos sanitarios, o si su descomposición va a contaminar mantos acuíferos, la tierra o la atmósfera.
Por ejemplo, añade Bautista, de La Salle, si alguien quiere exportar juguetes de México al bloque europeo, los fabricantes deben demostrar que sus productos no contienen plomo. De tenerlo, ya sea en el plástico que
lo compone, la pintura o el papel del empaque, no podrá ingresar, toda vez que esa región tiene un estándar de calidad muy alto.
Buenrostro, de KPMG, agrega que las medidas sanitarias y fito-sanitarias son las más relevantes que se deben cumplir para exportar, con el fin de proteger la salud pública, humana y animal, y, en cierto modo, el medio ambiente.
Para probar que una mercancía no tiene plomo u otros componentes nocivos, dice Peregrina, debe cumplir con el estudio de sustancias tóxicas.
“Para las compañías que recién incursionan en la exportación a estos nuevos mercados, lo más factible es recurrir a un externo para obtener las métricas solicitadas”, reconoce el experto de KPMG.
Algunas compañías pueden optar por confrontar el costo de las pruebas que oscilan entre 33,000 y 100,000 dólares, que resulta significativamente menor si se compara con las inversiones de más de un millón de dólares que costaría instalar laboratorios, solamente para testeo químico, señala Peregrina.
El monto, añade, es similar a la inversión que hizo SGS México para ampliar su laboratorio de análisis de productos de consumo como ropa, labiales, platos, juguetes, útiles, entre otros. Aunque instalar un laboratorio dentro de una empresa manufacturera también requiere una certificación que avale el resultado de los estudios, conocer la norma ISO 17-025, expertos que realicen las pruebas, mantenimiento de equipos y garantizar que no hay conflictos de interés.
El experto de La Salle lamenta que algunas empresas prefieran concentrarse en destinos con regulaciones más laxas como el mercado interno, ante la inversión que representa este tipo de pruebas, sin pensar que pierden la oportunidad de ingresar a mercados más sofisticados y con mayor poder adquisitivo. ?
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millones de consumidores potenciales existen en la Unión Europea.
Normativa europea
Europa es el mercado con mayor regulación para el ingreso de productos foráneos en su territorio. Estas son algunas de las normas vigentes en la región:
* El Reglamento REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de sustancias y mezclas químicas, en español) regula sustancias presentes en la vida diaria, ya sea en forma de mezclas o contenidas
en artículos. El plomo, por ejemplo, está dentro de la lista de productos candidatos a autorización, al ser considerado una sustancia altamente preocupante (SVHC, por sus siglas en inglés).
* La directiva RoHS (Restricción de Sustancias Peligrosas) adoptada por la UE en febrero de 2003 está orientada a reducir el uso de sustancias peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos: plomo, mercurio, cadmio, cromo hexavalente y éteres definil polibromados.
* Mercado de Conformidad Europea (CE): es una marca para ciertos productos industriales como aparatos de gas, refrigeradores y congeladores domésticos, ascensores, maquinaria, pirotecnia, seguridad
de juguetes, entre otros. Constituye la prueba de que el producto fue evaluado y cumple con los requisitos de seguridad, sanidad y protección del medio ambiente exigidos por la Unión Europea.
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