Medio: eleconomista.com.mx
Especialista: Dr. Carlos Alberto Jimenez Bandala / FN
Tema: “Productividad laboral, señal amarga para el empleo”
- El incremento de la productividad laboral del segundo trimestre de 2020, que pasó de 9.8 (mismo periodo de 2019), a 11.4%; refleja que el ajuste laboral en el país fue mayor que la caída en la producción, coincidieron especialistas.
El incremento de la productividad laboral del segundo trimestre de 2020, que pasó de 9.8 (mismo periodo de 2019), a 11.4%; refleja que el ajuste laboral en el país fue mayor que la caída en la producción, coincidieron especialistas.
Ignacio Román, profesor investigador del ITESO, explicó que “la lectura que se pueden dar al reporte de la productividad laboral es un tanto amarga, porque por un lado tenemos una cantidad mayor de población que no tiene trabajo, y por otro los que tienen empleo tienen que trabajar a ritmos y en condiciones más difíciles”.
Explicó que “llama la atención que cuando se ve el índice de productividad laboral, medido en índice de ingresos de las empresas, se ve el comportamiento inverso; es decir, lo que se ve es una reducción de los ingresos reales de las empresas por trabajador, esto parecería que son cifras como contradictorias, pero lo que nos dice es que muy probablemente la peor caída en el empleo venga por el lado de la economía informal”.
Al respecto, José Luis de la Cruz, director del IDIC, comentó que “la caída de la producción fue compensada con un ajuste en la parte laboral; es decir, se trabajaron menos horas, se utilizaron menos personas, entonces el incremento de la productividad no se debe de leer como una mejora en la eficiencia de la economía mexicana, sino en realidad es el ajuste en el factor de producción y fue más fuerte en el mercado laboral”.
En tanto, Carlos Alberto Jiménez Bandala, jefe Académico del doctorado en Administración en Universidad La Salle, explicó que un aspecto que se debe considerar es que “muchas empresas que se reportaron como cerradas en realidad seguían trabajando, la producción tenía que seguir su curso y la gente tenía que seguir comiendo; la producción siguió de manera clandestina en muchos lugares”.
Añadió que los empleos que se dieron de baja en el IMSS en realidad permitieron, en muchos casos, ahorrar 35% de la nómina, pero mantuvieron el trabajo y no se reportó.
“También hay que decir que hubo una sobrecarga de trabajo, pero lo más posible es que haya trabajo no reportado porque el salto fue muchísimo”, destacó Jiménez Bandala.
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