A través del diseño de un programa de bajo costo logramos reducir los gastos en salud.
La Dra. Arely Vergara, investigadora de la Universidad La Salle, y el el Dr. Moises Martínez Briseño, director de Servicios Médicos del Sistema Municipal Huixquilucan y egresado de la Maestria en Farmacología Clínica, en colaboración con la unidad central del sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) del Estado de México, diseñaron e implementaron un programa que logró mejorar el control metabólico y la calidad de vida de las y los adultos mayores que viven con diabetes mellitus e hipertensión. De esta manera, los lasallistas impulsan el envejecimiento saludable en un sector de la población cuya proporción incrementará significativamente en los próximos años.
El 15 de junio celebramos el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.
Este año, la ONU proporcionará información actualizada sobre la aplicación
de las prioridades clave para prevenir y responder al maltrato de las personas mayores y,
de este modo, contribuir a mejorar su salud, bienestar y dignidad.
Estamos transitando a través de la Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021-2030), lo que significan diez años de colaboración en el sector para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades. Es así como, a través del proyecto Impacto de un programa integral y transdisciplinario dirigido a mejorar el estado metabólico y la calidad de vida de adultos mayores con enfermedades crónico degenerativas, la lasallista se suma a los esfuerzos para avanzar en la agenda del envejecimiento y en la Agenda 2030 de Desarrollos Sostenible para garantizar que todas las personas puedan realizar su potencial con dignidad e igualdad y en un entorno saludable.
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La investigadora de La Salle y personal de la unidad central del sistema DIF del Estado de México,
dieron seguimiento durante 12 meses a a 264 adultos mayores con un promedio de edad de 71 años.
Las actividades incluyeron “además del tratamiento médico de base, la práctica de actividades físicas adecuadas y de bajo impacto, así como recomendaciones de orientación alimentaria”, como señaló la investigadora, todas ellas con un enfoque lúdico y recreativo que permiten mejorar la funcionalidad y control de sus enfermedades, generan una sensación de autocuidado de la salud y fortalecen la integración social entre adultos mayores.
Como resultado, “la práctica de actividad física sugiere una mejoría en el control metabólico
de los adultos mayores que viven con diabetes mellitus e hipertensión,
enfermedades que son muy frecuentes en esta población”.
“Los beneficios de este programa se observaron a corto plazo, no sólo a nivel individual, sino a mediano y largo plazo a nivel comunitario, al reducir el número de consultas, gastos en salud y al contar con un programa de actividades a bajo costo debidamente diseñado y evaluado que puede ser replicado en otros centros”.
El proyecto es también evidencia de la colaboración del sector público, de la asistencia social y el sector educativo, “al que pueden sumarse otros actores de diferentes disciplinas que tengan el mismo interés: mejorar la atención y promover el bienestar de una población tan vulnerable como lo son los adultos mayores”.
De acuerdo con datos del Censo de Vivienda y Población, en 2020 el grupo de adultos mayores representaba el 12% de los habitantes de la República Mexicana, es decir, más de 15 millones de personas en México tenían 60 años o más. Esta cifra se mantendrá al alza y el envejecimiento de la población se convertirá “en una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI”.
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